En un tramo que hace subida de un medio maratón un atleta comienza a adelantar a otros corredores que lo miran atónitos mientras resoplan porque no entienden como es posible que lo haga como si nada.
Ese atleta en cuestión podríamos pensar que es un suicida o que nos lo encontraremos más adelante, pidiendo la hora, pero también es más que probable que tenga las cuestas muy entrenadas y por ese motivo se pueda permitir la licencia de hacer cosas como adelantar en tramos con desnivel positivo.
Las cuestas cuestan… pero las cuestas se entrenan
Siempre se ha dicho aquello de que las cuestas cuestan, de hecho es un pequeño talón de aquiles o un handicap para muchos runners, cierto que si no las preparas se te pueden hacer eternas y no ver el final.
Pero hay buenas noticias, las cuestas se pueden entrenar de manera que en el momento en el que te enfrentes a ellas en una carrera puedas afrontarlas de otro modo a como lo haces ahora.
Hay dos aspectos que trabajar en ese sentido, uno es el físico y el otro el psicológico.
A nivel físico las cuestas se pueden entrenar en forma de series o repeticiones, es posiblemente la mejor solución.
Series cortas, con cuestas más o menos pronunciadas, consistente en correr lo más rápido posible cuesta arriba, y después a trote de recuperación hacia abajo.
Otra fórmula es la de elegir trazados con cuestas pronunciadas en entrenamientos consistentes en carrera contínua, y ser muy consciente de que es necesario no parar cuando se corre en pendiente, aunque se tenga que ir más lento de lo habitual.
Y por supuesto, si quieres mejorar mucho tu rendimiento y tu VO2 entonces los entrenamientos en altitud son muy recomendables, elige una montaña y a por ella…
Este tipo de entrenos se pueden realizar una vez a la semana o dos, si estás preparando alguna prueba que va a ser exigente en este sentido.
Afrontar mentalmente el entrenamiento de cuestas
Algunos pensamos que la mente lo es todo, que si estás bien preparado pero la cabeza no funciona como debería antes o después te puede traicionar.
Cuando visualizas una cuesta tienes dos opciones, pensar qué carajo hago aquí, buf esto no se acaba, vaya tortura, para para qué estás haciendo?
O la opción que yo llamo cariñosamente control mental nivel Dios y que básicamente consiste en pensar que estás a tope siempre, aunque suene a osadía, y llenarte de mensajes del estilo «esto ya lo he entrenado», «tengo un par de ovarios o de huevos o de narices y voy a demostrarlo ahora mismo».
Personalmente uso una técnica que es la de convertir un momento de debilidad en una fortaleza, no es fácil, me han costado mis años de sinsabores con respecto a esto, pero en lugar de creer que vas a flaquear, piensas que puedes hacer algo épico y simplemente acabas haciéndolo porque te vas autoconvenciendo con el tiempo.
Y sí, en las últimas carreras que he corrido, me he dedicado a adelantar a corredores en las cuestas 🙂 y encima en la foto con una sonrisa… aunque obviamente el esfuerzo era grande, cuando la mente está en sintonía entonces todo suele salir bien, aunque sea una locura como esta.
Y os aseguro que yo era de los que veía las cuestas como algo insalvable… si yo he podido superarlas y que ya no sean ese punto débil, entonces cualquiera puede.